sábado, 8 de junio de 2013

Como representantes de las entidades Círcul Cívic Valencià y Plataforma Valencianista, queremos salir al paso de algunos comentarios e impresiones sobre la concentración valencianista del día 28 de mayo en Burjassot. Hay que ser justos: nos parece un despropósito la repentina desvinculación de la concentración por parte del PP de Burjassot, y una evidencia de que se han dejado vencer por la presión mediática impuesta por el alcalde accidental y su partido desde los medios catalanistas que controlan. Aunque valoramos muy positivamente la intención inicial de adherirse al acto, y la moción presentada en el pleno para exigir la salida de Burjassot de la red catalanista de municipios valencianos Ramon Llull, a propuesta de CCV. El PP local de Burjassot ha sido el único que, desde la oposición, y a sabiendas de que la moción iba a ser tumbada por el gobierno local catalanista, ha tenido bemoles de presentarla. Y otras estructuras locales del PP, donde gobiernan en mayoría, han tenido el arrojo de aprobar la salida inmediata de esa red: Onda, Benicassim, Vinaros, La Salzadella y Elche, de momento.


Es obvio que los dos grandes partidos son estructuras muy jerarquizadas, lo que nos debe hacer entender que las bases del PP y sus estructuras locales carecen de autonomía para determinadas acciones, y a ello queremos achacar la desafortunada decisión. No vamos a poner en duda, por tanto, la valencianía personal de los miembros del PP local, aunque sí evidenciar el régimen de obediencia interna a los intereses generales de la matriz. Y, en estos casos, el que se mueve no sale en la foto. El problema del PP no son sus estructuras locales, muchas de ellas nutridas de antiguos miembros de formaciones valencianistas, sino sus matrices nacional y regional, y sus acuerdos, pasados, presentes y futuros, con partidos nacionalistas.



También entendemos las reticencias del PP local a compartir cartel con España 2000, partido político que se encuentra en las antípodas ideológicas de lo que desde CCV y PLV consideramos que debe ser una revolución cívica valenciana y una forma de valencianismo inteligente. Varias entidades valencianistas, organizadoras y/o adheridas a la concentración, gracias a no depender de ninguna organización política, nos la pudimos envainar y, haciendo de tripas corazón, seguir adelante con nuestra adhesión y/o organización de esta concentración que, además, consideramos un éxito general del valencianismo, dada la hora y el día de la convocatoria, y por supuesto la multiplicidad de marcas y partidos políticos del entorno valencianista que la secundaron.



El PP local no goza de la misma independencia. Pero no seremos nosotros los que pretendan hacer leña del árbol caído y entrar en el juego que impone la cúpula de un partido que, de forma manifiesta, se ha aprovechado a nivel general del discurso valencianista cuando le ha convenido, y nos ha escondido bajo la alfombra cuando ha arreciado el nivel de exigencia desde nuestro movimiento sociocultural, cívico y político.



En cuanto a aquellos que disfrutan generalizando sus etiquetas de extrema derecha, radicales, violentos y fascistas, exigirles que observen bien a quién las imponen: el todo vale, al menos a CCV y PLV no nos acomoda. Y a poco que uno lea los principios fundacionales de ambas entidades, se dará cuenta, si quiere, y es justo, de la esencia democrática, cívica, social, cultural y constitucional de ambas asociaciones. Muy alejadas del carácter transgresor, reaccionario, impositivo, totalitarista y justificador de determinadas formas de violencia del que hacen gala algunas personas y entidades del entorno pancatalanista, que se ufanan en llamarnos por su nombre.

Christian Serrano (president de PLV) i Fernando Chiva (president de CCV)

Valéncia, 6 de juny de 2013

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